Sufrir mobbing, acoso laboral o bossing no es algo que busques ni que puedas evitar. Es tan azaroso como alguien que pasa por la calle y le roban el móvil. Simplemente la persona o personas que te agreden ven en ello la oportunidad de extraer un bien material gracias a tu acoso. Es un menoscabo para tu persona, pero después de este hostigamiento, hay más vida laboral y esta merece mucho la pena ser vivida.
La mejor manera de aprender algo es con el entusiasmo y la pasión de la motivación. Sin embargo, no todo el aprendizaje reside en este tipo de experiencias positivas. También de lo malo se aprende. No es el único camino, como mucha gente pensaba antaño, pero es un camino. La sabiduría china promueve la idea de que las crisis son también momentos de oportunidad. Se pasa mal, pero dan la posibilidad de trabajar ciertos aspectos que de otro modo quizá habrían quedado ocultos.
Unos apuntes por si estás sufriendo acoso laboral en estos momentos
El acoso laboral es un tipo de agresión que no deja una huella demasiado visible. Se limita a hacer daño en el plano psicológico y rara vez pasa al físico, aunque también sucede. Se le llama mobbing porque con frecuencia el agresor busca el apoyo de otras personas para llevar a cabo el hostigamiento. Son su pandilla o, en inglés, mob. Si son tus superiores quienes lo practican, se llama bossing laboral.
Cuando estás en mitad del proceso de agresión, y especialmente si nunca lo has sufrido antes, es frecuente que no lo sepas reconocer. A continuación, te diremos cómo hacerlo. Pero antes no está de más recordar cuál es el propósito del acoso laboral. Porque es preciso saber que este tipo de agresión tiene un propósito, no parte de una acción irreflexiva o involuntaria asociada a un mal rasgo de carácter. Lo que quieren conseguir los agresores es someter a la víctima para poder utilizarla con un objetivo material. Este interés material se suele encontrar entre los siguientes:
- Que abandones la empresa por tu propio pie. (Por ejemplo, porque tu indemnización sería muy costosa).
- Que se vea que no cumples tus funciones y así se quiera prescindir de tus servicios. (En ese caso, el agresor aspiraría a tu puesto).
- Que no te entrometas en una actividad ilícita que realizan los agresores. (Esto sucede muchas más veces de las que puedas imaginar).
¿Cómo saber si te hacen mobbing en el trabajo?
El acoso laboral no se reduce a un conflicto interno, sin embargo, cuando no se ha detectado, a menudo se confunde con esa incidencia menor. Una primera pista para reconocer que es acoso te la dará el que tú pongas la vía de solucionarlo por tu parte y recibas una negativa por parte de la persona que te está agrediendo. De repente, ese conflicto se vuelve irresoluto y no sabes muy bien por qué. Ese primer golpe es una especie de shock que te deja un poco KO, no te lo explicas.
La segunda pista para reconocer un mobbing o bossing es se mantiene a lo largo el tiempo. En realidad, esta es una forma de reconocer cualquier tipo de maltrato: se repite en el tiempo.
Por último, hay síntomas que se reflejan en tu salud mental y física. Por ejemplo, alteraciones del sueño, ansiedad, apatía, irritabilidad, problemas digestivos, insomnio, entre otros.
¿Cómo actuar ante el mobbing en el trabajo?
En cuanto tengas conciencia de que estás siendo víctima de acoso laboral, conviene que tomes algunas precauciones. En concreto, recopilar pruebas materiales. Ya decidirás más adelante si emplearlas o no. Toda clase de comunicaciones (correos, wasaps, redes sociales…), anota quiénes pueden ser testigos de acciones presenciales (con fecha y detalles de lo que sucedió), registros de llamadas fuera de tu horario, fotografías de espacios de trabajo e incluso conversaciones grabadas en las que tú participes (para emplear esto último tendrías que buscar asesoramiento legal).
Si decides denunciar, podrás hacerlo ante la Inspección de Trabajo. En caso de que tomes la determinación de ir a los juzgados, podrás iniciar la vía judicial, penal o contencioso-administrativa.
En cuanto al cuidado de tu salud, es posible que en un momento dado necesites apoyo psicológico. También puede llegar el caso en que requieras una baja laboral, que te prescribiría tu médico o médica de cabecera. No es extraño que veas mermada tu salud física también. Ya hemos detallado algunos de los síntomas que puedes experimentar, pero también son frecuentes otros como pérdida de visión o de audición. En todo caso, busca el apoyo de tus amistades y tu familia.
La resiliencia es un superpoder
La resiliencia es aquella capacidad de superar una situación traumática y salir empoderado o empoderada. En lugar de derrumbarse (o después de haberlo hecho en un momento dado), la persona resiliente es capaz de recomponerse y adaptarse a una situación o resolver un determinado problema. Es decir, resurge de sus cenizas. El Ave Fénix es la imagen perfecta que define a quienes son resilientes. En el mundo laboral, se trata de una habilidad muy apreciada por los reclutadores.
Pasar por un acoso laboral implica sufrir una situación traumática a la que puedes dar la vuelta. Fijarte en los avances más que en todo lo que te ha afectado esta situación es un buen primer paso para empezar a generar la preciada resiliencia.
Cuenta tu propia historia
Una de las terapias que se emplean para superar las situaciones traumáticas es la narrativa terapéutica. Solemos pensar que los hechos son los hechos y que no hay vuelta de hoja. Sin embargo, la visión de un mismo hecho tiene múltiples facetas, como un caleidoscopio. Nos contamos solo los momentos que resultan más significativos en función de nuestro ánimo o del de quienes nos recuerdan una situación concreta.
Un ejercicio que te ayudará a construir una visión sanadora de lo que has vivido es que recuperes momentos positivos. Por ejemplo, en los que fuiste consciente de lo que estabas sufriendo, en los que no creíste las mentiras que decían sobre ti, todo lo que recuerdes que refute las afirmaciones negativas que hacían sobre tu persona, los momentos en los que tuviste la lucidez y seguridad de dar pasos decisivos y todos los síntomas de recuperación emocional que has ido experimentando.