María trabaja en una tienda de ropa desde hace ocho años. A pesar de las dificultades económicas desencadenadas en última instancia por el coronavirus, sus jefes le insisten en que no hay motivo de preocupación y en que los puestos de trabajo están a salvo. María, sin embargo, se preocupa. Le da la sensación de que hay menos clientes que antes, de que el volumen de negocio ha caído en picado; está intranquila porque a nivel político y económico el país no tiene una línea clara ni un plan que genere confianza. Observa que la gente cada vez hace más compras online e imagina un mañana sin tiendas físicas. Se dice cada día: «¡No te pongas enferma ahora!», «¡No es momento de pedir un aumento!», «¡No te arriesgues!». Está segura de que se encuentra en la cuerda floja y que cualquier día puede perder su empleo. Al final, le da tantas vueltas que ya no duerme bien, se ha vuelto irascible en casa y no es capaz de concentrarte en el trabajo.
María tiene un problema de ansiedad laboral que parece estar en aumento en nuestros días: como ella, muchos trabajadores tienen pensamientos intrusivos sobre la pérdida del empleo.
Un terreno más resbaladizo que nunca
Todos sabemos que nuestra vida laboral puede ser una fuente de estrés y ansiedad. Está, por un lado, la falta de adecuación que a veces percibimos entre nuestras capacidades y objetivos y, por otro, nuestro rol en la organización o las tareas que se nos encomiendan. Pero, además, hay otro riesgo psicosocial que, en los últimos tiempos, parece estar haciéndose cada vez más frecuente: el miedo a perder el trabajo.
En determinadas circunstancias (cambios en la empresa, reorganizaciones, despidos), sin duda está justificado. Pero hoy en día muchas personas experimentan ese temor sencillamente porque el mundo laboral es un terreno resbaladizo. Las causas son bien conocidas: incertidumbre económica, exigencias en constante cambio (a menudo cobijadas bajo la idea del «aprendizaje a lo largo de la vida»), digitalización, automatización, deslocalización. Digámoslo claramente: el miedo a perder el trabajo es un temor justificado.
Cuando el miedo a perder el trabajo se desboca
El problema llega cuando este miedo se descontrola y se apodera de nosotros. Los pensamientos se proyectan hacia el futuro, es decir, quien los experimenta imagina situaciones en las que perdería su posición profesional. Tienen una gran carga emocional y, si no se hace nada para controlarlos, dan lugar a un círculo vicioso de ansiedad. Es lo que en psicología se conoce como «rumiación»: un patrón de pensamiento negativo y repetitivo que se enfoca en una serie de problemas y preocupaciones, pero sin llegar a una solución.
El miedo extremo a perder el trabajo puede manifestarse en diferentes formas, como estancamiento en el trabajo y adopción de una actitud pasiva, problemas para concentrarse, insomnio, depresión o incluso problemas de salud física. Puede ser devastador para las personas que lo experimentan, ya que el trabajo es una fuente importante de sentido de identidad y autoestima para muchas personas, amén de proporcionarnos estabilidad financiera.
Cómo afrontarlo en 7 estrategias
A continuación, te sugerimos algunas estrategias pensadas para que te replantees tus miedos. Seguro que te ayudarán a volver a tener una actitud positiva en el trabajo. Recuerda que los beneficios de esta superan el marco laboral y se extienden al resto de los ámbitos de la vida: la familia, los amigos, el ocio.
1. Aprecia tu miedo. El miedo quiere protegerte; en este sentido, el miedo es bueno. Solo deja de serlo cuando empieza a paralizarte, y empieza a paralizarte cuando desencadena un montón de emociones más dañinas que el miedo y, a la par, silencia sentimientos útiles como la confianza, el valor y la esperanza.
2. Es prioritario detectar el diálogo interno rumiante y negativo. Para ello, hazle a tu miedo un «test de realidad». Hazte preguntas como las que siguen: ¿Hasta qué punto es real mi miedo? ¿Qué probabilidades hay de que me despidan? ¿Sería un despido temporal o definitivo?
3. Sobre todo, trata de diferenciar entre miedos infundados y vulnerabilidades reales que podrían llevarte a perder el empleo. Por ejemplo, podrías anotar en una libreta los pensamientos relacionados con ese miedo en el momento en que surjan. Al final de la semana, puedes ordenarlos en función de lo razonables y ajustados a la realidad que sean. Eso te ayudará a reconocer pensamientos claramente sesgados hacia el pesimismo.
4. Ten una conversación con tus supervisores. No en el sentido de: «Tengo miedo, ¿me vais a despedir?», sino en el sentido de «¿Cuáles son las perspectivas de la empresa? ¿Qué puedo hacer?». Así obtendrás indicaciones claras de cómo puedes implicarte y la acción siempre nos saca de la impotencia.
5. Nada de retrocesos en tus derechos laborales. Es importante que el miedo no nos haga ser serviles ni ceder en lo relativo a horas extras, salarios, etc. Hay que encontrar un equilibrio entre, por un lado, entender la situación que pueden atravesar algunas empresas (sobre todo las pymes) y apoyarlas, y, por otro, defender con asertividad tus derechos (y por ende cuidar tu –valiosísima– autoestima).
6. Una de las claves para combatir cualquier miedo es asumir que, incluso si se produjese el temido escenario, no sería el fin del mundo. De vez en cuando, cierra los ojos y pon a trabajar tu imaginación: piensa en formas de vida sencillas y satisfactorias a las que podrías aspirar si perdieras tu empleo. Se trata de hacerte recordar que perder algo no es lo mismo que perderlo todo, ni siquiera tiene por qué ser lo mismo que perder mucho. No se trata de decidir qué harías si eso sucediera, sino de realizar un experimento mental para apaciguar tus temores.
7. Sé resiliente de forma prospectiva: ¿dónde hay posibilidades? ¿Dónde hay oportunidades? ¿dónde se abren nuevos campos? ¿Qué necesita realmente el mundo ahora? Piensa, en suma, en un plan B, porque la libertad de elección es fundamental para salir de la impotencia. El plan B podría consistir en seguir estudiando, en completar una formación complementaria, en cambiar de ámbito laboral… ¡Quizá hasta esta sea tu oportunidad para reinventarte!